Edith, Linda muñequita:
Estos días han sido muy difíciles para tu familia, extrañamos tu carita sonriente, tus ocurrencias, tus carreras entre los deberes de la escuela, las clases de ballet y el catecismo.
Siempre estuviste acompañada de tu familia tan es así que para tu despedida fue muy difícil conseguir una foto en donde aparezcas solo tú, pues siempre estuviste rodeada de tus padres, hermanos, tío y abuelos y que hoy sin juzgarte continuaremos nuestro camino recordándote con amor y oraciones.
Con tristeza hemos leído y escuchado muchas versiones de tu partida, estas procedentes de personas que no te conocieron, por lo que con sentimientos encontrados decidimos contar tu historia, la historia que compartimos contigo por trece años y que hoy compartiremos también con tus amigos:
Cuando supimos que estabas en camino, lloré y lloré porque estaba asustada y tenía miedo, mucho miedo de no ser la madre perfecta para ti. Aún con miedo, te esperamos y nos emocionamos mucho cuando supimos que serías una niña. Aprendimos a cuidar de ustedes, a respetar cada una de sus diferencias. Entre tus papás, abuelitos y tías les cuidamos.
Papá aprendió a peinarte para hacerte esos chongos perfectos para ballet.
Tu carácter siempre firme, valiente y expresivo que, aunque no lo dijeras descubríamos tus enojos, preocupaciones o alegrías. Impaciente e inquieta. Cómplice de tu hermano; entre risas, llantos y peleas, siempre salía a relucir el amor que se tenían.
Independiente desde pequeña. Aprendías sola y nos impresionaba cada uno esos logros que tenías por ti misma, como cuando empezaste a leer, tus acrobacias en bicicleta, muchísimas más anécdotas que no acabaríamos de contar. Cariñosa con nosotros y consentida por papá, sabías lo que querías y así lo expresabas.
Recordamos con gracia ese calcetín mojado o la orejita de tu osito que no dejabas que se separara de ti. Mientras más creciste más fortaleza demostrabas. Muchas veces te dije que una calificación no te definía ni reflejaba quién eres, que importaba más todo lo que aprendías; solo debías dirigirla hacia lo que deseabas lograr. Me escuchaste, hiciste cambios, aprendiste a ser organizada… Te demostraste de qué estabas hecha y de todo lo que eras capaz de alcanzar.
Teníamos tantos planes, nos contagiabas de alegría y emoción. Compartimos cada oportunidad que tuvimos de estar juntos como familia, disfrutando cada viaje, visita, comidas, entrenamientos, logros tuyos o de tus hermanos. Hicimos un gran equipo. No nos arrepentimos de nada de lo vivido, estaremos tristes por que te extrañaremos en cada rincón de la casa, en cada actividad que realicemos porque siempre estuvimos juntos y siempre habrá un recuerdo tuyo; pero también estamos satisfechos de que no nos faltaron abrazos, besos ni pláticas. Todo fue tan repentino que no logramos aceptar tu partida, sin embargo, nos arrodillamos ante los designios del Señor. Para mí y tu papá serás por siempre nuestra pequeñita.
En el momento que naciste
Diste a nuestra vidas
Ilusiones, alegrías y felicidad.
Toda tu vida estuvo llena de amor
Haciéndonos felices al verte crecer.
Muchos años convivimos
Alegres travesuras que nos hiciste pasar.
Risueña toda la vida fuiste,
Intrépida, audaz y alegre
Son las formas de expresión que tenías.
Otras veces nos demostrabas ternura
Lo que significaba amor para nosotros.
Mucho disfrutamos contigo la alegría
Olvidando siempre tus tristezas.
Raras veces nos mostraste tus enojos
A los que siempre anteponías una sonrisa.
Le diste a tu familia lo mejor de tu ser
En cada uno de nuestros corazones
Solo sembraste amor y felicidad.
Cuando se te presentaban problemas
A tu familia siempre buscabas
Sabiendo encontrar una respuesta.
Te fuiste siendo una gran guerrera con
Innumerables batallas ganadas.
La vida nos dejó tu hermoso recuerdo
Lo que nos fortalece a seguir amándote.
Oraremos juntos para que tu recuerdo perdure siempre en nosotros.
¡Hasta siempre linda muñequita!
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